Disciplina Positiva ¿Un castillo sobre la arena?
Artículo original en Portugués en el blog de Educação no Lar @educacaonolar.
Amabilidad, Enseñanza, Ánimo, Empatía, Conexión, Oportunidades, Implicación, Atención... y la lista continúa.
Al leer los libros de Jane Nelsen no encontrarás superficialidades. Este es un trabajo serio, un trabajo desarrollado durante décadas en el ámbito de la Psicología. Una amplia gama de estudios han sido responsables del desarrollo de esta perspectiva educativa que está lejos de ser "ridícula".
La creadora de Disciplina Positiva habla de varios temas relevantes para el desarrollo infantil y tiene razón en muchas de sus observaciones. Una de sus premisas es algo sumamente necesario y pertinente: los niños necesitan padres atentos que quieran mucho más que preservar la vida de sus hijos, que quieran tener una relación amorosa con ellos.
¿Y por qué entonces esta teoría de la educación sería un castillo en la arena?
En primer lugar, es necesario entender que lo correcto en sus escritos ya ha sido dicho antes, en la Biblia, y con mucha más profundidad de la que la autora es capaz de alcanzar. O puede inferirse de principios bíblicos.
En segundo lugar, debemos distinguir los resultados que queremos lograr. ¿Y qué quiero decir con eso? El objetivo de la disciplina positiva es el comportamiento. Todo su foco está en ayudar a tener hijos que sepan desenvolverse bien en sus diferentes contextos, de acuerdo con las expectativas que sus grupos y la sociedad tienen sobre lo más adecuado. Tenemos ante nosotros la presentación (en plano) de un hermoso castillo. Es posible que el proyecto del castillo llegue incluso a hacerse realidad. Sin embargo, sabemos que será de corta duración.
Al final se puede criar a un niño ateo, pero que no se salte los semáforos en rojo, porque la sociedad no tiene ningún problema con el ateÍsmo, pero critica a quienes violan las leyes de tránsito. Lo importante no es la obediencia a Dios y la sujeción a Sus leyes, de corazón y en verdad. Es sólo un asentimiento externo a las normas de los hombres, con un propósito meramente pragmático de respetar el bien común o la opinión de la mayoría.
Como cristianos, debemos ir más allá. Necesitamos que las riquezas de la Palabra de Dios nos guíen a nosotros y a nuestros hijos a hacer lo que Dios dice que es correcto, incluso a expensas del respeto de la sociedad, si es necesario (como fue el caso del mismo Cristo y los mártires del pasado). Necesitamos, sobre todo, mantener y educar a nuestros hijos para que mantengan su corazón sujeto a Dios mismo, en completa obediencia.
"¿Busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O estoy tratando de complacer a los hombres? Si todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería un siervo de Cristo."
-Gálatas 1:10