Somos educados por nuestros íntimos
Uno de los mayores temores de una madre al momento de asumir la educación de sus hijos es la idea de no estar cualificada para enseñar todo lo que sus hijos necesitan aprender. Esto se debe a que en los últimos años la manera como concebimos la educación se ha alejado cada vez más de su verdadero significado. Cuando pensamos en la palabra "educación", a menudo nos imaginamos aulas, libros de texto y patios de escuela. Estos pueden ser lugares importantes para el aprendizaje, pero definitivamente no son la base.
El aprendizaje de los niños es realmente el proceso más natural del mundo. Desde que nacen, tienen la capacidad de aprender y cada situación cotidiana ofrece una gran cantidad de conocimientos y habilidades potenciales, especialmente si se hace con una buena orientación. Los padres, y de manera específica las madres, debemos ser los principales guías del aprendizaje de nuestros hijos, porque tenemos los lazos más fuertes con ellos, y precisamente la confianza y el amor son la base de todo aprendizaje significativo.
Un factor muy importante a considerar como cristianos es que el objetivo por el cual Dios nos dio la capacidad de aprender es para conocerle a Él y para servir a sus propósitos. Charlotte Mason, una educadora Británica que vivió a principios del siglo XX decía: "Mira la educación como algo entre el alma del niño y Dios. La educación moderna tiende a verla como algo entre el cerebro del niño y la prueba estandarizada". Karen Andreola en su libro "El gentil arte del aprendizaje", basado en la filosofía educativa de Mason, complementa esta idea al expresar lo siguiente: "Nosotros, como personas, no hemos sido "iluminados" a través de exámenes de opción múltiple o por grados, sino más bien por otras personas en nuestras vidas que hemos conocido, admirado y amado. Hemos sido enseñados por amistades y relaciones cercanas. Los niños son inspirados por relaciones y esto ayuda a formar sus personalidades".
Respecto al plan de estudios, que es algo en lo que centramos nuestra atención, Karen nos continúa diciendo que el mejor currículum para una persona bien educada va mucho más allá de brindar habilidades básicas para la vida. "Asegúrate de que tus hijos tengan cada día: algo o alguien a quien amar, algo qué hacer y algo en qué pensar." Hazlo sencillo.
Así que la próxima vez que te sientas insuficiente en el proceso educativo de tus hijos, descansa en esta verdad: Dios te entregó una labor y te ha dotado con todo lo que necesitas para llevarla a cabo, Él se compromete contigo a hacerla posible porque Él es el más interesado en que tus hijos aprendan a conocerle y a agradarle.
Por Marleny Skargren.